En muchas ocasiones vemos el acceso a la moda sostenible como una tarea inabarcable. Pensamos que supone un cambio de hábitos radical y que afectará seriamente a nuestra economía. A mí también me pasó. Pero la realidad es que este es un camino que podemos recorrer a nuestro ritmo y llegar tan lejos como deseemos.
Me he fijado un objetivo: derribar estos prejuicios y mostrarte que podemos hacer más sostenible el consumo de ropa con pequeños pasos.
Te propongo un listado de escalones que nos pueden ir acercando al lugar desde el que queremos relacionarnos con esta industria:
- Evito la compra por impulso. Compro aquello que he anotado como necesario en mi armario. Si me encuentro con una prenda que me gusta, puedo meditarlo y volver otro día a por ella.
- Solo compro prendas que me voy a poner mucho. Bien por su utilidad, bien porque me parecen preciosas y no me cansaré de llevarlas.
- Elijo prendas de calidad. Dentro de mis gustos busco durabilidad para no generar más basura de la necesaria.
- Nadie ha sido explotado en el proceso. Este paso nos exige cuestionar e investigar pero es fundamental para empezar a considerar nuestra ropa sostenible.
- Busco prendas de proximidad. Seguimos haciendo de detectives y buscamos empresas nacionales o locales que trabajen con el estilo que nos gusta y la calidad que deseamos.
- Me fijo en la composición. Busco fibras naturales que se degraden con el tiempo al finalizar la vida útil de la prenda y evito la mezcla de fibras para facilitar su reutilización.
- Mi primera opción está en las tiendas de segunda mano. Antes de buscar fuera vamos a dar una oportunidad a las prendas que ya existen para que no acaben en la basura y podamos bajar las cifras de producción de una industria tan contaminante como lo es esta. Aquí también incluiría el alquiler de prendas para eventos puntuales.
Esta es solo mi propuesta, puede que tu prefieras reordenar lo pasos o saltarte alguno.
Cuéntame ¿Dónde te encuentras ahora mismo? ¿Dónde te gustaría llegar?