Uno de los residuos navideños del que más nos cuesta prescindir es el papel en el que envolvemos nuestros regalos. Ese papel que los niños disfrutan rompiendo en mil pedazos y que los más precavidos, ahorradores o concienciados se afanan en guardar para poder utilizarlo de nuevo, aún a riesgo de ser tachados de tacaños.
Y es que el papel preserva la sorpresa y nos ofrece la oportunidad de ver la cara del destinatario al descubrir su contenido. No sería lo mismo ofrecer el regalo desnudo y sin artificio.
Pero en realidad existe otra forma de envolver regalos más antigua que el papel cargado de tinta y que en ocasiones es más plástico que papel: el Furoshiki es el arte japonés de envolver con telas.
Se dice que existen más de 500 formas de envolver mediante un Furoshiki. Yo soy una aprendiz más pero en la red he encontrado imágenes tan ilustrativas como esta:
El pañuelo tradicional suele ser cuadrado pero, como ves, hay tantas opciones como formas pueda tener el objeto a envolver. Por eso te invito a probar con cualquier fular que tengas en tu armario (mi casa está llena de telas pero tal vez la tuya no). Seguro que no dejas indiferente a nadie porque el resultado puede ser realmente bonito.
Si te han entrado ganas de conseguir unos Furoshiki para envolver tus regalos a partir de ahora, en mi tienda encontrarás los packs que he preparado con mucho cariño y unas telas japonesas que son aún más bonitas en directo.
Y si te gusta la costura es tan sencillo como elegir unas telas de algodón tipo popelín que te alegren la vista y hacer un pequeño dobladillo alrededor. ¡Me encantará que me las enseñes si te animas!